Con la llegada del buen tiempo puede que descubras bajo la ropa un tono de piel apagado que no apetece lucir. También puede suceder que practiques algún deporte al aire libre y que tu piel muestre un aspecto antiestético con diferentes tonos según haya sido su exposición al sol. Para estos casos, un buen remedio consiste en utilizar un autobronceador de los diferentes que existen en la actualidad. Tradicionalmente, los autobronceadores han ido acompañados de mala fama porque los primeros que se vendían, lejos de proporcionar un aspecto agradable y bonito a los que lo utilizaban, les confería un tono amarillento y enfermizo.
Hoy en día los avances en la cosmética han permitido que contemos en el mercado con unos productos de mayor calidad y mejores resultados, de manera que el uso de los autobronceadores se ha convertido en una opción adecuada para comenzar la temporada con algo de color y conseguir, de modo gradual, un bonito tono moreno sinónimo de aspecto sano y cuidado.
Todo son ventajas con los autobronceadores:
Se consigue un tono de piel natural, alcanzando un moreno adecuado de forma progresiva.
Permiten dar la sensación de “tener buena cara”, con un aspecto radiante y sano.
Proporcionan hidratación extra al rostro.
Este producto lo puedes aplicar cómodamente en casa, pero antes de hacerlo es conveniente preparar la piel mediante una exfoliación e hidratación. También es aconsejable usar guantes al aplicarlo para evitar las manchas en las manos. Se puede encontrar en distintas texturas: gel, espuma o leche. Lo importante es seguir bien los pasos indicados en el producto para su aplicación, pues de otra forma puedes terminar con la piel de un tono naranja o amarillo, o con un moreno desigual por las distintas partes del cuerpo. También es aconsejable realizar una prueba previa de tono en tu antebrazo.
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